En uno de sus constantes viajes por diversas partes del Perú cuenta que llegó a Cusco una noche de mucha lluvia, se respiraba un ambiente agradable pero muy frio. Acomodado en su habitación con el afán de componer algo, sintió que la inspiración no estaba esa noche allí, decidiendo que ese no era el momento de crear algo interesante.
Por la mañana siguiente pensó que el día vendría positivo y de muchas sorpresas, sin imaginar que lo pensado se hacia realidad. Vio por la acera caminar de forma increíble una joven rubia de tamaño espectacular con su estilo europeo y sus cabellos como oro, ya mirando de frente quedó pasmado con la belleza de sus ojos cual faros destellaban una ternura incomparable. En ese momento corrió sin pensar en otra cosa que escribir y componer algo acerca de la maravilla que se cruzó en su camino.
Esa misma noche presentó su canción en uno de los bares más concurridos de la ciudad y sin imaginárselo entró la hermosa chica que le había abierto ese apetito por crear música. No lo pensó nunca en dedicarle este tema a la guapa europea, quién muy sorprendida con las mejillas rojas de vergüenza no dudó en sentarse al frente para escuchar sus melodías sin saber siquiera que ella era la inspiración de la cual Fernando era esclavo.